jueves, 25 de octubre de 2012

Epílogo


Al final, el Erasmus como tal se resume en una maldita carta que te entregan como si fueras una paloma mensajera. “¿Para qué están las nuevas tecnologías?” es una pregunta aún sin resolver para algunos. Y, bueno, acaba con la imagen de cientos de caras apenadas por un regreso inminente… Una cara de mierda, sí: parece  el fin del mundo.
Eso sí, también hay “hasta luego”s, “te llamaré”s, abrazos, silencios, lloros, mocos… Sí, como decía Luispa: “¡daaaando peeenaaaa!”.
Pero eso es una etapa más por la que pasamos todos. Lo importante es que tus aventuras quedan grabadas en un huevo de recuerdos, tantos que son imposibles de contar. Recuerdos de ésos con los que has compartido tanto, de los que se te han pegado mil y una expresiones. Aquellos que son una pequeña porción de tu historia y tu personalidad. Un pequeño motor de cambio. El final de “L’auberge espagnole” tenía razón, lo clavaron:
“Elijo un futuro sin salidas. Haré lo que siempre quise hacer: está claro, escribiré. Lo veo todo nítido, ahora lo veo todo claro, simple. Nítido.
Creía que era así. No soy así, ni así, ni así. Ya no soy así, ni así, ni así. Ahora soy todo esto. Soy él, y él, y él. Y él, y también él. Y también soy él. Y yo soy él también (“Quiero ser escritor”). Y a él no quiero decepcionarle.
Soy ella, y ella, y ella también.
Soy francés, español, inglés, danés… No soy uno, sino varios, como Europa, una casa de locos. Soy un caos, soy todo esto. Soy un caos, soy todo esto.
Al fin puedo empezar a contarlo todo. Todo empezó ahí, cuando despegó el avión. ¡No, no,  no! ¿Qué dices? No es una historia de aviones que despegan. Aunque sí: es la historia de un despegue.
Todo empezó ahí.”
Y es que parece que van por ahí los tiros. Todos hemos cambiado. Yo ya tengo un pequeño Figueiras dentro, y una pequeña Cervós, y un pequeño Jeimus, y una pequeña Mónica, y un pequeño Luispa, y un pequeño Nazi, y más… Y es que las cosas más pequeñas suelen ser las más importantes…
Y para que no se me olvide quién soy, quién he sido, quiénes han sido, decidí crear este blog, y vomitar en forma de tinta y mierda lo más destacable de este año. ¿Por qué? Porque esto ha sido lo más parecido a un punto de inflexión que he vivido nunca. Y es que, como la peli dice, “es la historia de un despegue”.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Prólogo: ERASMUS ONCE, ERASMUS FOREVER


Hay gente que escoge la Erasmus para pegarse el año de su vida. Otros para dejarse llevar. Otros para salir del nido, aprovechar oportunidades, aprender un idioma o enriquecerse culturalmente. Razones más que suficientes para aceptarla. Mi caso es algo diferente: me fui a vivir una aventura, una prueba personal. Me fui para no malgastar más el tiempo, para decidir y ordenar mi cabeza. Digamos que quise ver la luna llena cuando había toque de queda. Y la vi, y durante más tiempo del previsto. Y no me arrepiento de nada. Estoy seguro de que fue la opción más acertada. Tal vez, la única.
Y vuelvo con el orgullo de no haber perdido ni tiempo ni cabeza, y con la sonrisa de haber experimentado tan buenos momentos, con el recuerdo de haberme maravillado con tantísimos lugares. Vuelvo con energía, con vitalidad. Vuelvo con ganas. Con ganas de empezar proyectos. Con ganas de trazar (y no seguir) un camino. Con ganas de cambiar el mundo. Al menos, mi mundo.
¿Qué qué ha pasado? Tocará empezar/volver a leerlo todo. A revivir este cuento. A volver a soñar qué ocurrió. Una pista: solía empezar decenas de planes, y no acababa ninguno. Algo habré cambiado. ;)
Porque esto no acaba entre estas páginas. Una vez, escuché decir “Erasmus once, Erasmus forever”. Y me encanta esa máxima.

Capítulo XLIV: De nuevo, aviones


1 de agosto. Ya. Tan rápido… Me sorprendo por el ritmo de vida tan acelerado que llevamos.
Sentado ya en el avión, casi 11 meses después, parece que todo siga siendo igual que ayer: mismas maletas, misma escala, tantas horas para pensar… Pero las maletas están algo más ajadas, y la sensación no es para nada la misma: ya no hay esa emoción que se tiene al empezar una aventura, ese cosquilleo por llegar, por saber cómo será, ese pequeño miedo, esa adrenalina…
El tiempo ha pasado. Entre días y lunas, entre risas y sueños… Nos hemos acomodado y, sin darnos cuenta, el tiempo se nos ha escurrido entre las manos… Y aún quedando tantas cosas por hacer, no hemos podido aprovechar mejor cada momento…
Sigo siendo el mismo, el mismo pesado de siempre, el mismo tipejo sonriente. Pero tengo la sensación de que algo dentro de mí se ha alejado sin darme cuenta. El Etna ahora se aleja, poco a poco, y soy consciente de que tardaré en volver a verlo. Como tantos rincones que he pisado, como a tantas personas que he conocido. Todo y todos, aunque no se note, acaban dejando algo de huella en uno mismo.
Empieza a asomar Messina. Me trae recuerdos… Sicilia… Toda Sicilia es maravillosa, ahora sí que lo puedo decir. Es tierra de paraíso con su ritmo, con sus gentes… Tal vez, algo caótica, pero “a veces necesitamos un poco de sur para no perder el norte”. Es mágica, tiene su encanto, su duende especial: mitos y leyendas, surrealismo por todas partes… No sé, tan diferente, tan bizarra, mucho más “normal” que otras ciudades europeas, que son más silenciosas, más frías y más grises. Con menos vida.
Vuelvo a mirar por la ventana, las últimas tierras, las Eolias. ¿Ésa era Vulcano? No sé, me las perdí. Pero su volcán lanza algo de humo. Es bellísima la sensación de pensar que la isla te dice arrivederci de una forma tan suya, no hay mejor forma de despedirse de ella. Sí, quedarme unos días más fue una buena opción.
Ahora sí que sí, Sicilia queda atrás. Ahora toca echar la vista hacia delante, hacia nuevos horizontes, pero sin olvidar lo que me queda dentro. Llevo poca cosa: me vuelvo con dos maletas con algo de ropa, un libro y un Fuoco dell’Etna. Pero llevo conmigo lo más importante, esas pequeñas cosas que te recuerdan a gente tan grande y a momentos tan inolvidables: un cuadro dedicado, una canción de Ferreiro, una entrada al Bellini y otra al Palagiacchio, un dibujo con la cara de un payaso, unos juegos de burgalés alcohólico, un “Moncho” como grito de guerra… A ésos los llevaré siempre conmigo...

Capítulo XLIII: Últimos días


Días de Acitrezza y playa, de saltos y de snorkle. Días de birreo en el Ágora, de papeleos con la Belfiore, de cambio de vuelos. Días de ver aviones despegar, de tiempo muerto, de firmar banderas. Días de disfrute, de sonrisas y recuerdos.
Días de despedidas, de caras frustradas. La realidad es así: de repente le da por hacerte un fondo con una pequeña aguja de florete, y la burbuja en la que vivimos te explota en la cara. Es hora de volver a la realidad, hora de dejar este pequeño sueño como un recuerdo.
Últimos días por aquí, en la Catania que vemos con otros ojos, en la Catania que nos acogió por un año. El Erasmus da sus últimos coletazos.
Sí, estoy como estamos todos: jodido. Jodido porque la gente se va, y ya no se puede hacer aquello de quedar todos los días a cualquier hora. Jodido por saber que no voy a poder verlos tanto como quisiera. Pero sonrío: a los verdaderos no los quiero perder. Y lo que he vivido por aquí no se podría remplazar por nada. Las despedidas son una de las peores sensaciones que existen. Pero llevan detrás miles de historias. Y sólo por esas historias merece realmente la pena decir un “a dopo”. Estoy enormemente feliz de haber hecho una aventura en este pequeño paraíso.

Capítulo XLII: Resaca anímica…


Sí, ayer salimos al Barbara los pocos que sobrevivimos a esta era. Pero no es por cervezas, es otro tipo de resaca, algo más dura.
Me levanto y empiezo a recoger todo lo que hay que “buttare via”, y preparo maletas: hay que dejar Palazzo Martinez 31. Pensaba que no iba a ser dura la despedida de esa casa, ya había visto un huevo de caras con una expresión de retorcimiento interno. Pero, al cerrar maletas y abrir la puerta para marchar, cientos de imágenes de esa casa me han invadido, cientos de imágenes de nosotros: Jaime con su ordenador, Roy  viendo Lost, Luispa explicando juegos, Nacho tomándose una birra, Maria con un Martini, Mónica pillando vuelos, una treintena de personas brindando, agua de valencia mesinesa, picoteos, vinos, fútbol, cartas, PSPs, cafeteras… Sí, demasiados ejemplos, pero no llega ni a la décima parte de lo que rondaba mi cabeza.
A la que me he dado cuenta, estaba ya en la puerta de los de Madrid, al lado de Piazza Università. No sé ni cómo he llegado. Al menos, aún me queda un día para disfrutar de la gente: aún quedan dos personas que admiro. Aunque son sólo dos, me importan mil veces más de lo que vale la mayor parte de la gente que he conocido desde que nací. Gracias por acogerme. Muchas gracias.

miércoles, 18 de julio de 2012

Capítulo XLI: Por esos momentos...

Decidido: vuelo comprado para el 28 de julio. Antes me puse un poco... típico al ver un final inminente que no quieres, pero tienes que aceptar, imagino. Pero, el chip se tiene que cambiar, y verlo todo de una perspectiva diferente: el tema ya no es qué o quién queda, es qué hemos vivido. Y, seguro que, al recordar más de cien momentos, sacaremos miles de sonrisas =D
Intentaré citar algunos de ellos, ya que es imposible poder contar todo:
  • ¿Quién no ha empezado una noche en el Ágora y se ha líado? Acabar la birra y "Moncho, ¿otras dos?" Yo, tantísimas veces. ¿Alguien sabe como acaba eso?
  • La primera vez que vas a la Capaninne... ¡Puff! ¡Motivón!
  • Ir a Taormina y maravillarte. Volver a Taormina con alguien que ha venido a verte, y sonreír al ver su cara. Volver de nuevo con otro más, y acabar hasta las narices de tanta Taormina y la madre que la construyó.
  • ¡Ir en el divertido autobús hacia Palermo para pillar un avión! ¡Yuhuuu! ¡Qué bien te lo pasas! Y ya si tienes que ir a Trapani de nuevo en bus... Malditas conexiones...
  • Alquilar un coche con amigos para pirarte por la isla, con la tensión de ver cómo conducen por estos lares.
  • Dormir en Scala dei Turchi, porque sí. Y casarte allí, si puedes.
  • Ver por primera vez el Etna en erupción, e ir en manada a casa de Álvaro Luna a verlo desde su techo inaccesible.
  • Sin darte cuenta de cómo has llegado a ese punto, verte en una competición para ver quién es el Erasmus que aguanta más días saliendo... ¡Y quedar segundo!
  • Que tus dos compañeros de piso te enseñen a jugar al Age of Empires, y, en la primera partida, se alíen contra ti y te revienten.
  • Ver Erasmus corriendo bajo una lluvia infernal descalzos con los zapatos en la mano.
  • Hacer una fiesta en tu habitación, írsete de las manos, y "destrozarla" hasta el punto que Collado te tiene que adoptar en su casa por no poder ni respirar.
  • Tener la osadía de meterte por la garganta un poco de Fuego del Etna
  • Escribir en el bar de los post-its una nota. Volver a los meses y tirarte una hora buscándola hasta encontrarla.
  • Volver de mear con un erasmus, y el otro no guardarse el pajarito, y ponerse a hablar con una tía hasta que ésta se da cuenta
  • Irte de birras por Florencia con unos estadounidenses, uno de ellos en silla de ruedas. De repente, éste te pide que le sujetes la birra, se levanta y se va a mear.
  • Hacerte colega del camarero de un bar. Ser tan colega suyo que si quieres puedes pasearte por dentro de la barra y tirarle un cubata a la caja registradora, que no te dirá nada.
  • "Las caaaaajaaaaaaaasss!!!" "¿Han llegao las caaajaaaaaas??!!!"
  • Hacerle la despedida de tu vida a un gran colega durante todo el día, hasta acompañarle de madrugada al aeropuerto mientras cantamos "campeones del muuuundo!"
  • Tumbar a un italiano a limoncellos
  • Ir andando al aeropuerto de Catania después de estar en el Ágora y decir "hoy no salgo"
  • Que te hagan fiestas en tu casa un tío que no es de tu casa, y que tú seas el último en enterarte
  • Hacer ginebradas y grabarte cantando, hablando en italiano o haciendo el payaso. Porque sí, porque se necesita.
  • Las paellas de María, y sus fideuás, y sus risottos...
  • Que te digan que para Carnaval te compres una especie de violín y te pintes de amarillo. ¿Por qué? Para ir de limon-cello.
  • Parar un autobús en plan autostop en mitad de un cruce. No pagar billete.
  • Que te llamen unos italianos diciendo que dentro de su coche está durmiendo una española.
  • Ir a un examen y que te pregunten "¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Qué nota quieres?"
  • Que te roben el coche a la semana de estar aquí, denunciarlo, y que te enteres a los cinco meses que se lo había llevado la grúa.
  • Crear vida bajo platos en la cocina
  • Venir en moto y pillarte la huelga de gasolina
  • Hacer un videodiario volviendo de un pueblo al lado de Venecia después de una presunta violación
  • Quedar en grupo para ir a un cine porno
  • Volver a casa en el camión de la basura.
  • Venir de la Capaninne en un furgón siciliano de estos de tres ruedas
  • Que te aplaudan italianos en la final de la Eurocopa
  • ¿Qué han cortado el agua? Pues cago en una bolsa.
  • Que suba un niño pequeño en pijama a rayas, pidiéndote por favor bajar el volumen, que quiere dormir. Sentirte como un nazi.
  • "Me seco, me ducho y me voy"
  • Encontrarte a un loco que dice que es abogado, español y se llama como un erasmus. Y enseñarte el codice fiscale de dicho erasmus.
  • Nada más llegar al Erasmus, encontrarte a dos perros follando en mitad del Duomo, y pensar que es un presagio.
  • Ir de aventura mística atravesando el río que hay debajo del Ágora.
  • Asomarte al balcón y encontrar a un amigo en pelotas en el balcón de al lado.
  • Estar a las 5 de la mañana con una maleta yéndote de viaje con una botella de gin en la mano
  • Salvar a un taxista de una muerte segura por diluvio universal
  • Volver de fiesta en la Capaninne en una barca a pedales, mientras amanece
 Y muchísimas, muchísimas más, pero que es imposible poder escribirlas todas. El Erasmus es una experiencia increíble.

lunes, 16 de julio de 2012

Capítulo XL: No va de tallas grandes, va de...

Aquí estoy... En el caos de mi habitación... No es la habitación más bella del mundo, ni mucho menos la más limpia, pero es en la que más cómodo me he sentido en toda mi vida. Una habitación como hecha a mi manera, decorada a lo loco por un "yo" más interior...
Una habitación con algún póster, con alguna canción que admiro, algún recordatorio positivo, vinilos colgando, un sillón medio podrido, una lámpara casi desmembrada, un mueble cojo, un armario empotrado que da miedo... Humo de incienso mezclado con tabaco y colonia, papeles y más papeles universitarios, arena de playa, piedra volcánica y piedra blanca, paredes llenas de permanente...
Una habitación que ha sufrido de todo: ejércitos de chinches, un gato reumático, manadas de personas, horas del café, del té, del martini, de cenas, de estudio y nervios, de vino y queso, de cervezas, de botellones, de "abre el minibar", de resacas. Una habitación que ha conocido amigos de "ahora" y eternos, y amigos de "siempre" y eternos...
Una habitación que ha visto todo Lost, todo Juego de Tronos y cientos de películas y series. Que ha cantado miles de canciones, que ha echado partidas de cartas, de ajedreces, pinpones y otros juegos. Una habitación que ha escuchado millones de decisiones, risas, planes, recuerdos, sueños... Sueños...
Una habitación que sólo tiene una ventana. Una ventana que da a algo parecido a Narnia, pero sin Brujas Blancas. Una ventana a un pequeño paraíso. No soy un Peter Pan de la vida, pero en esta habitación, en esta ciudad, me he sentido más niño que nunca. Más feliz. Más "enano".
Una habitación que estoy empezando a echar de menos, tal vez porque esté decidiendo qué vuelo pillo, que esto se acaba... Ya se acaba...
Me falta tiempo... Tiempo para hacer todas las cosas que quería hacer, todos los sitios que quería visitar... Pero no hay tiempo... Antes lo hablaba con Jaime: hemos aprovechado el Erasmus, y hemos hecho de todo, no hemos perdido el tiempo, pero siento que falta un huevo por hacer... No sé, el decidir comprar tu vuelo de vuelta es duro... Como que no quieres ponerle fecha de caducidad a este pequeño mundo, que tanto significa... No quiero dejar de ver a esas personas que están tan cerca ahora, que significan tanto...
A ésos no los pienso dejar de ver, son demasiado importantes como para hacer un borrón y cuenta nueva y decir algún día un "hola, ¿qué tal?" feisbukero. Los quiero demasiado, lo reconozco...
¡Joder! ¡El puñetero vuelo me está...! Voy a salir un rato a que me dé el sol en la cara, y a subir arriba, a casa de Collado, que Mamá María está haciendo fideuá. Y después me tomaré un café o una birra con Nacho y demás, de ésas que te atrapan en el Ágora ("faltan 5 minutos, ¿dos mojitos?). Y esta noche a disfrutar en el MoonBeach o donde el destino quiera con todo el erasmus. Hoy no estudio, paso completamente. Lo más importante es disfrutar de la compañía de los que más quiero! ;)

martes, 3 de julio de 2012

Capítulo XXXIX: Echar la vista atrás (I): Malta

Del 11 al 18 de abril
Un poco tarde, ya lo sé... Pero tenía que comentar algo de este viaje. Sobre todo porque se apuntó una de las más grandes personas que he conocido en la vida: mi pequeño hermano, Adrián Ortiz.
Ortiz (o Cazorla, como quieras llamarlo) es un pavo de 19 tacos, pequeñín, sonriente y con un cachondeo en el cuerpo que anima hasta a un loro afónico. El día que lo conocí, hace ya unos 8 años, me creó la "copa interminable", y me dejó K.O. soltando tonterías a una de las Damas... Y desde entonces, han sido mil y una aventuras. Digamos que es uno de esos personajes tan míticos que a veces te encuentras en el camino, y que sabes que vas a mantenerlo en el tiempo. Es un tío al que, si no le ves, lo extrañas. Uno de ésos que te apetecería ver todos los días para una cerveza, para unas risas o para una locura. Un tío con el que puedes contar para cualquier cosa, alguien que no te va a fallar. Un Nacho Figueiras de la vida, vamos. Ortiz, te amo; heterosexualmente, te amo.
Este duendecillo tan adorable de la vida se vino a visitarme toda una semana a una pequeña isla al sud de Sicilia: la maravillosa Malta. Malta es un pequeño paraíso: bastante económico, con un tiempo generalmente bueno, toda una costa de playas de piedra, miniciudades, un huevo de lugares con encanto...
El caso... yo llegué el 11, para ir pillando las cosas (llaves, cena...), y recogerlo en el aeropuerto al día siguiente, que él llegaba por la noche. La noche la pasé en el Sprachcaffe, a las afueras de St. Julian's. No está nada mal, por cierto. La noche del 12 pillamos un apartamento para dos personas en Bugibba (una ciudad al norte de Malta), el Topaz Apartment Hotel. La ciudad no tenía nada interesante que ver (una mierda, ¡para qué mentir!), pero el hotelazo... ¡¡pffffff!! ¡¡Otro cantar!! Salas enormes, con piano, pub irlandés, piscina tremendamente guapa, torneo de tenis... Y el apartamento... ¡Impresionante, de verdad!
Claro, ¡esto había que celebrarlo! ¡A la antigua usanza! Cena con cerveza y "algún" cubatilla para empezar...
Eso sí, luego busca fiesta por ese pueblo aburrido... Ni un puto antro donde poder morir en paz... Al final, lo único que encontramos fue una máquina expendedora en la que compramos zumo de multifrutas como mezcla. ¿Mezcla para qué? No sé, la genial idea de Ortiz de crear el gin-tropic, creo. No estaba mal, para qué engañarnos. ^^
Al día siguiente, ¡rumbo a Paceville los cuatro juntos! (Ortiz, yo y las respectivas resacas que nos acompañaban). ¡A buscar a Nacho, Sofía, Leyre, Julián y Jorge, que ya han llegado! Como aún faltaban por llegar las de Almería, Carlos, Manuel y Luispa, nos fuimos a tomar algo a una calita cerca del apartamento (y unos quesitos y un poco de chorizo, cortesía de la casa).
A partir de ahí, se resume en ver un huevo de cosas y salir "un rato" por las noches. Vamos, no dormir en absoluto. ¿Qué hay que ver?
- En Malta:
  • St Julian's, Sliema y toda su costa empedrada, sus fortificaciones, su estatua de Love al revés y del revés, sus barcas típicas maltesas...
  • Mosta: por el centro de la isla. Lo único que tiene es el magnífico Duomo de la isla (impresionante, por cierto, ¡pero no vayáis en pantalones cortos si queréis entrar!), y una tiendecilla que vendían una torta gigantesca de espaguetis por 1,20 €, ¿eh, Luispa?
  • La Valletta: para ser capital de un país europeo deja que desear bastante... Pero bueno, con lo enana que es, tampoco se puede pedir demasiado. ¿Lo curioso? En 630 metros agrupa un total de 29  edificaciones religiosas, destacando sobre todo la más importante: St John's Cathedral. No sólo lo religioso destaca en La Valletta: Republic Street, arteria de la capital, es un conglomerado de tiendas; y si bordeas la ciudad por los muros (sí, la ciudad está amurallada) más orientales, te topas con un casco histórico medieval acojonante, con sus jardines Barracca y sus cañones "victoriosos" abajo, los antiguos jardines de lo que una vez fue el castillo... ¡Ah!, ¡y llegar a la ciudad utilizando una barca-taxi y bordeando la isla de los leprosos merece mucho la pena!
  • Golden Bay. Por favor, ¡quién vaya a Malta y no vaya a Golden Bay es para pegarle una colleja! Golden Bay es la cala más famosa de Malta, con una arena anaranjada y se encuentra en la parte más occidental de la isla (vamos, relativamente a tomar por el culo). Al principio, es una playita de mierda: bonita, sí, pero parece que no merece la pena pegarte el viaje hasta allí para sólo eso... Eso es lo que pensábamos, hasta que, al dar una vuelta con Ortiz por los 150 m de arena que habrían, nos damos cuenta que hay gente que sube por una montaña que acaba en la misma arena... ¡Claro que sí! ¡¡Vamos a hacer senderismo descalzos!! A los 10 metros, "Ortiz, macho, volvamos a por unas zapatillas", y de paso a avisar a la gente... Sólo una cosa: las vistas desde arriba son impresionantes, pero impresionantes. Y la playa que hay al otro lado de esa montaña, también. Y las montañas que hay detrás de esa pedazo de playa, más aún, sobre todo si las subes (perfectas para hacerle un homenaje a Carlos Gil, "aaaaaaaaaaaaaro que síiiiiiii!!!!!!"). E incluso hay más playa detrás (y de arena blanca), pero nos dio por no bajar, ¡el tiempo apreta! ¡Por cierto, si alguien va, y va al bar de la playa buena, que le pida el número a la camarera, que a mí se me olvidó! ;)
  • Mdina: Me enamoré de Mdina. Fue, creo, la noche más surrealista que he pasado en Malta. Situémonos: volvíamos reventaos de Golden Bay, y paramos en Mosta para ver el Duomo. La gente allí ya estaba petadísima, y decidieron irse casi todos al apartamento. Nos quedamos cinco: Ortiz, Nacho, Luispa, Julián y yo. Al pillar un bus que nos llevaba por a saber dónde, al final paramos en Mdina, un ciudad-castillo en perfectas condiciones al lado del Rabat. Genialmente conservado, y donde hacen ferias medievales de vez en cuando. A parte de perderse por las calles del castillo, hay que hacer parada obligatoria en dos lugares: una tienda de recuerdos (entra, entra, y verás que par de... ejem, ejem... que te llevas un buen recuerdo, ¡vamos!) y una terraza para tomarse unas cañas, ¡con unas vistas al Rabat acojonantes! Pero el panorama no era ése... Eran los 5 tipejos que habían llegado en bañador y toalla a tomarse algo, a lo guiri extraño y sadomasoquista, mientras la peña estaba abrigada porque hacía un frío que pelaba... Sólo estaba la sudadera de Nacho para todos, y... ¡¡venga a rulárnosla!!
- Gozo: Gozo es precioso. Mezcla de la cultura europea del sud y la árabe. Pero sólo tiene un inconveniente: casi todo es igual, como si hubieran hecho un copy-past por toda la isla. La capital, Victoria, es un poco... vamos, que quitando un par de vistas del castillo, no tiene casi nada... Bueno, playas por doquier, y Azzurro Windows. Eso sí que es majestuoso. ¡Una creación natural como pocas! Como curiosidad, allí se grabó la boda de Daenerys Targaryen, de Juego de Tronos, ¡un magnífico paraje! Y allí, además, si pillas buen tiempo, te puedes hacer un recorrido por las cuevas en una barca típica, que dicen que es... ¡otro mundo!

- Comino: Fue de las pocas cosas que nos faltó por ver, como los templos de Malta y de Gozo, o Blue Grotto, en Malta. Pero dicen que merece mucho la pena, sobre todo Blue Lagoon... ¡Para la próxima!

¿Y por la noche? Si algún intrépido se atreve, que pase una noche en Bugibba... ¡Y que me llame si encuentra algo!
La noche de Paceville indiscutiblemente se lleva la palma: desde las 7-8 de la tarde hasta las... ¡a saber! Pubs por todas partes (como el Benicassim pueblo antiguo, pero multiplicado por 10), ofertas por todas partes, un Burger King para cuando te entre hambre... Y, claro, de anécdotas, ¡miles! Que si furgones, que si polis saliendo de un baño un tanto activos, que si innumerables tablas de chupitos de jaggerboom... ¡y cientos más!

Malta, un lugar para ir con tus colegas, y ¡volver de nuevo con tu colegas! Y si te acompaña un pieza como Ortiz, ¡mucho más que mejor!
Eres increíble, tío. Muchas gracias por dejarte caer ;)
¡¡Te veo en nada!!

Capítulo XXXVIII: Final Eurocopa 2012: España-Italia

1 de julio de 2012
¡Qué voy a contar que no se sepa ya! ¡Un fabuloso 4-0 de una roja imaparable ante los azzurri!
Bajamos al Radì a verlo, junto a todos los italianos de AEGEE (los pobres llevaban una cara...).
Pero tengo que decir que tuvieron un gesto precioso, lo más bonito, y lo más deportivo que he visto en mi vida. En el minuto 88, ante el gol de Mata, los italianos se levantaron con cara de tristeza, nos miraron a toda la manada de españoles, y nos empezaron a aplaudir...
Si el mundo fuera al revés, en España muchos ya estarían mandándoles vaffanculos, y "vete a tu país" a los pobres azzurri...
Muchas veces, da gusto saber que has cambiado de cultura, y poder aprender de estas maravillosas personas...

miércoles, 27 de junio de 2012

Capítulo XXXVII: ¡Ojú!, ¡qué caló!

Ducharte dos veces al día, como mínimo... Con este sol y este asfalto abrasadores, parece que estemos entrando en las puertas del infierno... Y tan infierno, porque el mejor sitio en el que te pasas el día es la biblioteca...
Bueno, tocará algo de playita y unas cervecitas en el Agora viendo un poco de Eurocopa, a ver si nos refrescamos. ¡Hay que animar a La Roja!

martes, 26 de junio de 2012

Capítulo XXXVI: Quitando el polvo...

Dios... Llevo ya meses sin darle a esta buena costumbre... Mal, Diego, mal...
¿Qué he estado haciendo?
Ver mundo: Dublín (pintas, algún suicidio en el río, pintas, historias, pintas, coincidir con colegas de Jona, pintas...), Edimburgo (pintas, Robert Medall, pintas, castillo, pintas, parque, pintas...), Malta (cubata, fiesta, chupitos, cubata, Ortiz eres muy grande, cubata, chupitos, chupitos, cubata...), Colonia (Lucía Benavente y Mónica Moreno amiguísimas, Haribos, Beethoven, Flannagan's...). No voy a negar que no me lo he pasado bien :) Fuera coñas, cada uno de esos sitios es mágico, se tiene que ver. Y las experiencias allí, preciosas.
Sud de Italia: me dejé caer por Cagliari unos días, recorrí con Lucía Benavente y Ana Ena (^_^), Roy, Antón y Sandra en 24 horas parte del sud de Sicilia (Noto, Pereza, Scala dei Turchi, Pereza, dormir en la playa, Valle dei Templi, Pereza, Caltagirone, Pereza... Dios, ¡fue precioso!)
Despedir a varios de los grandes del Erasmus, en especial a Jona: se te quiere un huevo, tío. ¡Campeones del mundooo!
Ser atacado por una plaga, y exterminarla dulcemente...
Crear mesas de pinpón.
Descubrir pequeños rincones.
Ser desterrado del despacho de una "buena" mujer, y decidir irme a otra facultad por posibles problemas psicológicos (¿y ataques?) de la susodicha.
Exámenes y horas en biblioteca... jashdvlabsviuabivbajnsfc! ¡Os odio!
Ir a ver el ballet del lago de los cisnes con Ana y María en el Bellini. Aún sonrío al recordarlo.
Empezar algo de tenis con unas maravillosas raquetas :) Grazie mille, María!
Y sonreír, y sonreír, y sonreír.
Me encanta Catania, me encanta Sicilia: por ser lo que es, por ser lo que significa.
Y ahora, a aprovechar, que queda un mes en este pequeño paraíso.
:) :)

domingo, 26 de febrero de 2012

Capítulo XXXV: Y de nuevo…

Los exámenes empiezan a terminar. ¡Vuelve el espíritu Erasmus!
¡De nuevo, Bodeguita! ¡De nuevo, Papitos! ¡De nuevo Étoile a las tantas de la mañana, de nuevo, juegos con los de Burgos! Alguna obra de teatro, conocer nuevas caras Erasmus… ¡De nuevo, el buenrollismo esparcido por doquier!
Por lo pronto, ¡cambio de chip! Empecemos por el cuarto: ahora los discos vuelan y John Lennon protege mi cama con su Imagine. Y sigamos por la cocina: ¿quién dijo que no sabía?
¡¡Esto empieza a gustarme más de lo ya me gustaba!!
PD: El cumpleaños fue genial, desde que me despertaron Jaime, Roy y Jona con un libro de cocina siciliana, hasta que metí más de veinte personas en mi cuarto hasta la madrugada. Eso sí, no recomiendo que durmáis en ese infierno durante unas horas… Dreadful room

Capítulo XXXIV: Messina

Nuria Homs ha venido: ¡Fiesta! ¡Y para Messina que nos vamos con Ana!
Messina es preciosa. A ver, tiene pocas cosas, pero su Duomo es precioso. Y un mirador y un paseo marítimo que ya me gustaría a mí vivir allí. Es digna de ver. Eso sí, escaleras y escaleras, y más escaleras…
La gente de allí también es majísima. No sé si es Sicilia, si es el Erasmus, o una mezcla de las dos (abogo por la última opción), pero la gente es tremenda. ¡Además, tienen un local donde por cinco eurillos te tomas un Sex on the beach y comes hasta reventar! Y la discoteca donde celebraban el Carnaval, a la que los Erasmus llaman El Agujero, está genial: ¡es igual a las discotecas pequeñas de Benicassim pueblo!
De paso, visitamos Taormina e Isola Bella con un sol espléndido. ¡Realmente, han sido unos días buenísimos!
PD: Si vais a Messina algún día, probad la Birra Messina. Es parecida a la Moretti: ¡Buenísima!

Capítulo XXXIII: A la vuelta

Después de dedicar más tiempo al viaje de vuelta que a mi propia existencia (viaje en el que casi me olvido en el autobús de Trapani-Palermo, y, por lo tanto, arruino mi vida), me reciben en casa con los brazos abiertos y una sonrisa.
Lo malo: que la gran mayoría de la gente (por no decir el 99,9% de la población Erasmus catanesa) se encuentra en mierdasmus (derecho administrativo, exámenes raros de informática), más que de Erasmus…
Tocará resignarse y esperar…

Capítulo XXXII: En 10 días

Preparar una comida que estaba realmente buena pero que sentaba tan mal (y apestar la cocina y toda la casa, por cierto), ir a la nieve a hacer el mongolo, hacer un pinpón en un Decathlon, echar unas canastas toda una tarde, jugar al Uno y al Hundir La Flota como cansinos, ver un monólogo del Frutero, sacar a las perras y que te vacile un conejo, ir al cine, a un buffet, cenar con dos birras por 5 euros hasta hincharnos, pasear por la universidad, comprar un bonsái, bailar como un tonto en el cuarto a media tarde, jugar al ajedrez en un Starbucks con la mesa y trocitos de papel, comer en un restaurante extrañísimo dentro de unas cuevas preciosas, ir a un mirador precioso, conocer gente y que te den tan buenas vibraciones, sentirte como uno más, tan cómodo…
Descubrir nuevos lugares, nuevos mundos. Reír, disfrutar, volar. Sonreír. Y soñar.
Como siempre, sonreír y soñar. Y disfrutar como un enano, como siempre que estoy contigo. No importa ni el lugar ni el momento. Sólo el porqué: como siempre, primera persona del plural.
Gracias.

lunes, 23 de enero de 2012

Capítulo XXXI: Navidades

Sí… Como un discurso del rey y unos villancicos, a uno le da por volver al “sweet home”: en la vida se aprende que tenemos alas, pero también raíces, y las dos son compatibles.
¿Lo que más sorprende? ¡Calentarte el café con microondas! Y, bueno, cientos de cosas más a las que no dabas tanta importancia: lavavajillas, peli y sofá, un salón. Los colegas de siempre, con sus tascas y su zurra, su colla, y su… ¿Ettro? ¿USER? ¿Mystic? (¿Cómo narices se llama ahora?) Desayunar en el Navarro a base de bravas y bocadillo (grande, Pablo), sus cervecillas y cafés con la gente. Su tele y su Cuéntame, sus Simpsons… (Hasta la meteorología me parece interesante). Su teléfono fijo, su BiciCas, su Tram… Su todo.
¿Lo que más se echa de menos? Roy, Jaime, el gato, su caos. El DopoTeatro, Via Etnea, La Bodeguita. Las ginebradas, AEGEE, ESN. Su no hacer nada, su hacer lo imaginable. Su buen rollito, su locura, su “¿han llegado las cajas?”. Sus planes, sus viajes, su frappè alla nutella, su Fiera. Su Duomo, su Ruleta Cultural… Su todo.
Como dice Mónica, nos apetece volver a “la burbuja en la que vivimos” por un año. Apetece volver más que nada.
Pero por lo pronto, familia y abrazos, algún examen en la UJI y disfrutar con gente que quieres.
Feliz Navidad y “próspero” Año Nuevo, aunque sea sólo en sentimientos. Y que este 2012 venga cargado de tazas de café y sonrisas.
¡Un bacio a todos!
Los mejores 10 días

miércoles, 11 de enero de 2012

Capítulo XXX: A dopo!

¿Qué día vuelves?
La frase más sonada durante diciembre. Y es que son los últimos días antes de volver como el turrón: últimas Hell Bier en casa con colegas, últimas Bodeguitas del Medio, últimos saludos al gato, últimas vistas de Sangiuliano… La gran parte ya se ha ido: las catalanas, los burgaleses, casi todo el Palazzo… ¡¡Ey, ey, ey!! ¡No nos pongamos nostálgicos ni decaídos ni con mocos colgando, que son unas semanas de nada! ¡Además, lo mejor viene ahora, que ya estás ubicado y con ganas de que el espíritu Erasmus vuelva!
Por lo pronto, Adrián (sí, el del “cuadro a la nada”) y yo hemos aprovechado el 17 para conocer Palermo, que se resume en:
·         ¡Oh! ¡Joder con las Catacumbas!
·         ¡Oh! Un camión del Eurospin!
·         ¡Oh! ¡Un pingüino guardando el puesto de fruta de la carretera!
·         ¡Oh! ¡Dos polizonas en el hostal!
·         ¡Oh! ¡Un abuelo enano y barrigón que dice que la bebida a 0,50€ y la Coca-cola de 2€ es la “misma mierda”!
·         ¡Oh! ¡Historias sobre un aeropuerto militar y una furgoneta hippy!
·         ¡Oh! ¡Croquetas rellenas de queso y aceitunas!
·         Y, ¡oh! ¡La mitad de las croquetas están rellenas de nada!
Y ya el 18, pillamos un autobús cargado de españoles y nos dirigimos a Trapani, donde Jaime, Roy, Nacho, Antón y Jesús esperan. Y Lucía, que casi no llega (¡perdió el autobús y llegó a dedo! ¡Y le recogió un tío parecido a Papa Noël!).
Y, entonces: Ryanair, Barajas, metro, Conde Casal, AutoRes y… ¡Castellón! ¡Menudo coñazo de viaje! Al menos, el Res tenía enchufe y wi-fi para el portátil, ¡y yo iba cargado de capítulos de Lost!
Y en Castellón… Ortiz, ¡qué grande eres! ¡Te debo unas cervezas y unas risas!
A modo de buenos deseos, ¡tomad postal navideña del último día desde la Bodeguita!

Capítulo XXIX: Casa de Miguel Ángel

Aquí está el tercer capítulo de “¿Qué indigente vive ahí?”
¿Qué nos depara Miguel Ángel? Sidra el Gaitero, espejos de piernas, frescos de artistas reconocidos, campeonatos mundiales de Wine-pong, criptas, terrazas con vegetación autóctona… ¡Esta casa tiene de todo!

Parte I


Parte II