miércoles, 18 de julio de 2012

Capítulo XLI: Por esos momentos...

Decidido: vuelo comprado para el 28 de julio. Antes me puse un poco... típico al ver un final inminente que no quieres, pero tienes que aceptar, imagino. Pero, el chip se tiene que cambiar, y verlo todo de una perspectiva diferente: el tema ya no es qué o quién queda, es qué hemos vivido. Y, seguro que, al recordar más de cien momentos, sacaremos miles de sonrisas =D
Intentaré citar algunos de ellos, ya que es imposible poder contar todo:
  • ¿Quién no ha empezado una noche en el Ágora y se ha líado? Acabar la birra y "Moncho, ¿otras dos?" Yo, tantísimas veces. ¿Alguien sabe como acaba eso?
  • La primera vez que vas a la Capaninne... ¡Puff! ¡Motivón!
  • Ir a Taormina y maravillarte. Volver a Taormina con alguien que ha venido a verte, y sonreír al ver su cara. Volver de nuevo con otro más, y acabar hasta las narices de tanta Taormina y la madre que la construyó.
  • ¡Ir en el divertido autobús hacia Palermo para pillar un avión! ¡Yuhuuu! ¡Qué bien te lo pasas! Y ya si tienes que ir a Trapani de nuevo en bus... Malditas conexiones...
  • Alquilar un coche con amigos para pirarte por la isla, con la tensión de ver cómo conducen por estos lares.
  • Dormir en Scala dei Turchi, porque sí. Y casarte allí, si puedes.
  • Ver por primera vez el Etna en erupción, e ir en manada a casa de Álvaro Luna a verlo desde su techo inaccesible.
  • Sin darte cuenta de cómo has llegado a ese punto, verte en una competición para ver quién es el Erasmus que aguanta más días saliendo... ¡Y quedar segundo!
  • Que tus dos compañeros de piso te enseñen a jugar al Age of Empires, y, en la primera partida, se alíen contra ti y te revienten.
  • Ver Erasmus corriendo bajo una lluvia infernal descalzos con los zapatos en la mano.
  • Hacer una fiesta en tu habitación, írsete de las manos, y "destrozarla" hasta el punto que Collado te tiene que adoptar en su casa por no poder ni respirar.
  • Tener la osadía de meterte por la garganta un poco de Fuego del Etna
  • Escribir en el bar de los post-its una nota. Volver a los meses y tirarte una hora buscándola hasta encontrarla.
  • Volver de mear con un erasmus, y el otro no guardarse el pajarito, y ponerse a hablar con una tía hasta que ésta se da cuenta
  • Irte de birras por Florencia con unos estadounidenses, uno de ellos en silla de ruedas. De repente, éste te pide que le sujetes la birra, se levanta y se va a mear.
  • Hacerte colega del camarero de un bar. Ser tan colega suyo que si quieres puedes pasearte por dentro de la barra y tirarle un cubata a la caja registradora, que no te dirá nada.
  • "Las caaaaajaaaaaaaasss!!!" "¿Han llegao las caaajaaaaaas??!!!"
  • Hacerle la despedida de tu vida a un gran colega durante todo el día, hasta acompañarle de madrugada al aeropuerto mientras cantamos "campeones del muuuundo!"
  • Tumbar a un italiano a limoncellos
  • Ir andando al aeropuerto de Catania después de estar en el Ágora y decir "hoy no salgo"
  • Que te hagan fiestas en tu casa un tío que no es de tu casa, y que tú seas el último en enterarte
  • Hacer ginebradas y grabarte cantando, hablando en italiano o haciendo el payaso. Porque sí, porque se necesita.
  • Las paellas de María, y sus fideuás, y sus risottos...
  • Que te digan que para Carnaval te compres una especie de violín y te pintes de amarillo. ¿Por qué? Para ir de limon-cello.
  • Parar un autobús en plan autostop en mitad de un cruce. No pagar billete.
  • Que te llamen unos italianos diciendo que dentro de su coche está durmiendo una española.
  • Ir a un examen y que te pregunten "¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Qué nota quieres?"
  • Que te roben el coche a la semana de estar aquí, denunciarlo, y que te enteres a los cinco meses que se lo había llevado la grúa.
  • Crear vida bajo platos en la cocina
  • Venir en moto y pillarte la huelga de gasolina
  • Hacer un videodiario volviendo de un pueblo al lado de Venecia después de una presunta violación
  • Quedar en grupo para ir a un cine porno
  • Volver a casa en el camión de la basura.
  • Venir de la Capaninne en un furgón siciliano de estos de tres ruedas
  • Que te aplaudan italianos en la final de la Eurocopa
  • ¿Qué han cortado el agua? Pues cago en una bolsa.
  • Que suba un niño pequeño en pijama a rayas, pidiéndote por favor bajar el volumen, que quiere dormir. Sentirte como un nazi.
  • "Me seco, me ducho y me voy"
  • Encontrarte a un loco que dice que es abogado, español y se llama como un erasmus. Y enseñarte el codice fiscale de dicho erasmus.
  • Nada más llegar al Erasmus, encontrarte a dos perros follando en mitad del Duomo, y pensar que es un presagio.
  • Ir de aventura mística atravesando el río que hay debajo del Ágora.
  • Asomarte al balcón y encontrar a un amigo en pelotas en el balcón de al lado.
  • Estar a las 5 de la mañana con una maleta yéndote de viaje con una botella de gin en la mano
  • Salvar a un taxista de una muerte segura por diluvio universal
  • Volver de fiesta en la Capaninne en una barca a pedales, mientras amanece
 Y muchísimas, muchísimas más, pero que es imposible poder escribirlas todas. El Erasmus es una experiencia increíble.

lunes, 16 de julio de 2012

Capítulo XL: No va de tallas grandes, va de...

Aquí estoy... En el caos de mi habitación... No es la habitación más bella del mundo, ni mucho menos la más limpia, pero es en la que más cómodo me he sentido en toda mi vida. Una habitación como hecha a mi manera, decorada a lo loco por un "yo" más interior...
Una habitación con algún póster, con alguna canción que admiro, algún recordatorio positivo, vinilos colgando, un sillón medio podrido, una lámpara casi desmembrada, un mueble cojo, un armario empotrado que da miedo... Humo de incienso mezclado con tabaco y colonia, papeles y más papeles universitarios, arena de playa, piedra volcánica y piedra blanca, paredes llenas de permanente...
Una habitación que ha sufrido de todo: ejércitos de chinches, un gato reumático, manadas de personas, horas del café, del té, del martini, de cenas, de estudio y nervios, de vino y queso, de cervezas, de botellones, de "abre el minibar", de resacas. Una habitación que ha conocido amigos de "ahora" y eternos, y amigos de "siempre" y eternos...
Una habitación que ha visto todo Lost, todo Juego de Tronos y cientos de películas y series. Que ha cantado miles de canciones, que ha echado partidas de cartas, de ajedreces, pinpones y otros juegos. Una habitación que ha escuchado millones de decisiones, risas, planes, recuerdos, sueños... Sueños...
Una habitación que sólo tiene una ventana. Una ventana que da a algo parecido a Narnia, pero sin Brujas Blancas. Una ventana a un pequeño paraíso. No soy un Peter Pan de la vida, pero en esta habitación, en esta ciudad, me he sentido más niño que nunca. Más feliz. Más "enano".
Una habitación que estoy empezando a echar de menos, tal vez porque esté decidiendo qué vuelo pillo, que esto se acaba... Ya se acaba...
Me falta tiempo... Tiempo para hacer todas las cosas que quería hacer, todos los sitios que quería visitar... Pero no hay tiempo... Antes lo hablaba con Jaime: hemos aprovechado el Erasmus, y hemos hecho de todo, no hemos perdido el tiempo, pero siento que falta un huevo por hacer... No sé, el decidir comprar tu vuelo de vuelta es duro... Como que no quieres ponerle fecha de caducidad a este pequeño mundo, que tanto significa... No quiero dejar de ver a esas personas que están tan cerca ahora, que significan tanto...
A ésos no los pienso dejar de ver, son demasiado importantes como para hacer un borrón y cuenta nueva y decir algún día un "hola, ¿qué tal?" feisbukero. Los quiero demasiado, lo reconozco...
¡Joder! ¡El puñetero vuelo me está...! Voy a salir un rato a que me dé el sol en la cara, y a subir arriba, a casa de Collado, que Mamá María está haciendo fideuá. Y después me tomaré un café o una birra con Nacho y demás, de ésas que te atrapan en el Ágora ("faltan 5 minutos, ¿dos mojitos?). Y esta noche a disfrutar en el MoonBeach o donde el destino quiera con todo el erasmus. Hoy no estudio, paso completamente. Lo más importante es disfrutar de la compañía de los que más quiero! ;)

martes, 3 de julio de 2012

Capítulo XXXIX: Echar la vista atrás (I): Malta

Del 11 al 18 de abril
Un poco tarde, ya lo sé... Pero tenía que comentar algo de este viaje. Sobre todo porque se apuntó una de las más grandes personas que he conocido en la vida: mi pequeño hermano, Adrián Ortiz.
Ortiz (o Cazorla, como quieras llamarlo) es un pavo de 19 tacos, pequeñín, sonriente y con un cachondeo en el cuerpo que anima hasta a un loro afónico. El día que lo conocí, hace ya unos 8 años, me creó la "copa interminable", y me dejó K.O. soltando tonterías a una de las Damas... Y desde entonces, han sido mil y una aventuras. Digamos que es uno de esos personajes tan míticos que a veces te encuentras en el camino, y que sabes que vas a mantenerlo en el tiempo. Es un tío al que, si no le ves, lo extrañas. Uno de ésos que te apetecería ver todos los días para una cerveza, para unas risas o para una locura. Un tío con el que puedes contar para cualquier cosa, alguien que no te va a fallar. Un Nacho Figueiras de la vida, vamos. Ortiz, te amo; heterosexualmente, te amo.
Este duendecillo tan adorable de la vida se vino a visitarme toda una semana a una pequeña isla al sud de Sicilia: la maravillosa Malta. Malta es un pequeño paraíso: bastante económico, con un tiempo generalmente bueno, toda una costa de playas de piedra, miniciudades, un huevo de lugares con encanto...
El caso... yo llegué el 11, para ir pillando las cosas (llaves, cena...), y recogerlo en el aeropuerto al día siguiente, que él llegaba por la noche. La noche la pasé en el Sprachcaffe, a las afueras de St. Julian's. No está nada mal, por cierto. La noche del 12 pillamos un apartamento para dos personas en Bugibba (una ciudad al norte de Malta), el Topaz Apartment Hotel. La ciudad no tenía nada interesante que ver (una mierda, ¡para qué mentir!), pero el hotelazo... ¡¡pffffff!! ¡¡Otro cantar!! Salas enormes, con piano, pub irlandés, piscina tremendamente guapa, torneo de tenis... Y el apartamento... ¡Impresionante, de verdad!
Claro, ¡esto había que celebrarlo! ¡A la antigua usanza! Cena con cerveza y "algún" cubatilla para empezar...
Eso sí, luego busca fiesta por ese pueblo aburrido... Ni un puto antro donde poder morir en paz... Al final, lo único que encontramos fue una máquina expendedora en la que compramos zumo de multifrutas como mezcla. ¿Mezcla para qué? No sé, la genial idea de Ortiz de crear el gin-tropic, creo. No estaba mal, para qué engañarnos. ^^
Al día siguiente, ¡rumbo a Paceville los cuatro juntos! (Ortiz, yo y las respectivas resacas que nos acompañaban). ¡A buscar a Nacho, Sofía, Leyre, Julián y Jorge, que ya han llegado! Como aún faltaban por llegar las de Almería, Carlos, Manuel y Luispa, nos fuimos a tomar algo a una calita cerca del apartamento (y unos quesitos y un poco de chorizo, cortesía de la casa).
A partir de ahí, se resume en ver un huevo de cosas y salir "un rato" por las noches. Vamos, no dormir en absoluto. ¿Qué hay que ver?
- En Malta:
  • St Julian's, Sliema y toda su costa empedrada, sus fortificaciones, su estatua de Love al revés y del revés, sus barcas típicas maltesas...
  • Mosta: por el centro de la isla. Lo único que tiene es el magnífico Duomo de la isla (impresionante, por cierto, ¡pero no vayáis en pantalones cortos si queréis entrar!), y una tiendecilla que vendían una torta gigantesca de espaguetis por 1,20 €, ¿eh, Luispa?
  • La Valletta: para ser capital de un país europeo deja que desear bastante... Pero bueno, con lo enana que es, tampoco se puede pedir demasiado. ¿Lo curioso? En 630 metros agrupa un total de 29  edificaciones religiosas, destacando sobre todo la más importante: St John's Cathedral. No sólo lo religioso destaca en La Valletta: Republic Street, arteria de la capital, es un conglomerado de tiendas; y si bordeas la ciudad por los muros (sí, la ciudad está amurallada) más orientales, te topas con un casco histórico medieval acojonante, con sus jardines Barracca y sus cañones "victoriosos" abajo, los antiguos jardines de lo que una vez fue el castillo... ¡Ah!, ¡y llegar a la ciudad utilizando una barca-taxi y bordeando la isla de los leprosos merece mucho la pena!
  • Golden Bay. Por favor, ¡quién vaya a Malta y no vaya a Golden Bay es para pegarle una colleja! Golden Bay es la cala más famosa de Malta, con una arena anaranjada y se encuentra en la parte más occidental de la isla (vamos, relativamente a tomar por el culo). Al principio, es una playita de mierda: bonita, sí, pero parece que no merece la pena pegarte el viaje hasta allí para sólo eso... Eso es lo que pensábamos, hasta que, al dar una vuelta con Ortiz por los 150 m de arena que habrían, nos damos cuenta que hay gente que sube por una montaña que acaba en la misma arena... ¡Claro que sí! ¡¡Vamos a hacer senderismo descalzos!! A los 10 metros, "Ortiz, macho, volvamos a por unas zapatillas", y de paso a avisar a la gente... Sólo una cosa: las vistas desde arriba son impresionantes, pero impresionantes. Y la playa que hay al otro lado de esa montaña, también. Y las montañas que hay detrás de esa pedazo de playa, más aún, sobre todo si las subes (perfectas para hacerle un homenaje a Carlos Gil, "aaaaaaaaaaaaaro que síiiiiiii!!!!!!"). E incluso hay más playa detrás (y de arena blanca), pero nos dio por no bajar, ¡el tiempo apreta! ¡Por cierto, si alguien va, y va al bar de la playa buena, que le pida el número a la camarera, que a mí se me olvidó! ;)
  • Mdina: Me enamoré de Mdina. Fue, creo, la noche más surrealista que he pasado en Malta. Situémonos: volvíamos reventaos de Golden Bay, y paramos en Mosta para ver el Duomo. La gente allí ya estaba petadísima, y decidieron irse casi todos al apartamento. Nos quedamos cinco: Ortiz, Nacho, Luispa, Julián y yo. Al pillar un bus que nos llevaba por a saber dónde, al final paramos en Mdina, un ciudad-castillo en perfectas condiciones al lado del Rabat. Genialmente conservado, y donde hacen ferias medievales de vez en cuando. A parte de perderse por las calles del castillo, hay que hacer parada obligatoria en dos lugares: una tienda de recuerdos (entra, entra, y verás que par de... ejem, ejem... que te llevas un buen recuerdo, ¡vamos!) y una terraza para tomarse unas cañas, ¡con unas vistas al Rabat acojonantes! Pero el panorama no era ése... Eran los 5 tipejos que habían llegado en bañador y toalla a tomarse algo, a lo guiri extraño y sadomasoquista, mientras la peña estaba abrigada porque hacía un frío que pelaba... Sólo estaba la sudadera de Nacho para todos, y... ¡¡venga a rulárnosla!!
- Gozo: Gozo es precioso. Mezcla de la cultura europea del sud y la árabe. Pero sólo tiene un inconveniente: casi todo es igual, como si hubieran hecho un copy-past por toda la isla. La capital, Victoria, es un poco... vamos, que quitando un par de vistas del castillo, no tiene casi nada... Bueno, playas por doquier, y Azzurro Windows. Eso sí que es majestuoso. ¡Una creación natural como pocas! Como curiosidad, allí se grabó la boda de Daenerys Targaryen, de Juego de Tronos, ¡un magnífico paraje! Y allí, además, si pillas buen tiempo, te puedes hacer un recorrido por las cuevas en una barca típica, que dicen que es... ¡otro mundo!

- Comino: Fue de las pocas cosas que nos faltó por ver, como los templos de Malta y de Gozo, o Blue Grotto, en Malta. Pero dicen que merece mucho la pena, sobre todo Blue Lagoon... ¡Para la próxima!

¿Y por la noche? Si algún intrépido se atreve, que pase una noche en Bugibba... ¡Y que me llame si encuentra algo!
La noche de Paceville indiscutiblemente se lleva la palma: desde las 7-8 de la tarde hasta las... ¡a saber! Pubs por todas partes (como el Benicassim pueblo antiguo, pero multiplicado por 10), ofertas por todas partes, un Burger King para cuando te entre hambre... Y, claro, de anécdotas, ¡miles! Que si furgones, que si polis saliendo de un baño un tanto activos, que si innumerables tablas de chupitos de jaggerboom... ¡y cientos más!

Malta, un lugar para ir con tus colegas, y ¡volver de nuevo con tu colegas! Y si te acompaña un pieza como Ortiz, ¡mucho más que mejor!
Eres increíble, tío. Muchas gracias por dejarte caer ;)
¡¡Te veo en nada!!

Capítulo XXXVIII: Final Eurocopa 2012: España-Italia

1 de julio de 2012
¡Qué voy a contar que no se sepa ya! ¡Un fabuloso 4-0 de una roja imaparable ante los azzurri!
Bajamos al Radì a verlo, junto a todos los italianos de AEGEE (los pobres llevaban una cara...).
Pero tengo que decir que tuvieron un gesto precioso, lo más bonito, y lo más deportivo que he visto en mi vida. En el minuto 88, ante el gol de Mata, los italianos se levantaron con cara de tristeza, nos miraron a toda la manada de españoles, y nos empezaron a aplaudir...
Si el mundo fuera al revés, en España muchos ya estarían mandándoles vaffanculos, y "vete a tu país" a los pobres azzurri...
Muchas veces, da gusto saber que has cambiado de cultura, y poder aprender de estas maravillosas personas...