jueves, 20 de octubre de 2011

Capítulo XVI: Bronte

“¿Existe un festival del pistacho?”


8 de septiembre, 8:30 A.M.
Después de que Roy se rajara, Jaime y yo salimos de casa y nos encontramos con unos cuantos Erasmus (algunos que venían de empalmada de la inauguración de Vola). Llegamos en bus a la Stazione Circumetnea (más allá de donde se hace el carnet de la Mensa), donde estaban los de la AEGEE, y nos subimos en un cercanías que recorría parte de Sicilia como si fuera una atracción de feria (se iba ladeando de vez en cuando). Preciosas vistas del Etna, por cierto.
Hora y media después, llegamos a Bronte, un pequeño paese donde todos los años hacen la Festa del Pistacchio: ¡de allí es el pistacho más famoso del mundo! Bajamos por una cuesta interminable, que lamentablemente tendríamos que subir después (ríete tú de la cuesta de Sangiulano) y llegamos donde colocan todos los stands con comida típica: cannollo de pistacchio, salame al pistacchio, arancino de pistacchio, una especie de napolitanas de jamón york y queso con pistacho, etc. etc. etc. etc. Vamos, un sinfín de productos con un denominador común: ¿pomodoro, prosciutto e mozzarella? No, pistacchio. ¡Ah! Y para casa he comprado crema di pistacchio para que la prueben Roy y Sandra. ¡Buenísima!
Entre todos los stands, había algunos lugares con música donde los de la AEGEE la montaban cantando y bailando y repartiendo vino. Con AEGEE, fiestón asegurado. Además, subieron a Sergio a la tarima para bailar con ellos, por ser su cumpleaños. ¡Un puntazo!
Más tarde, algunos paramos a descansar en un café buenísimo y bastante barato. Por cierto, me puse a hablar con los del café, que eran de Bronte, y me acabaron regalando una bandera pequeñita italiana en la que detrás ponía Città di Palermo. Morelli me decía que la quemara.
Poco después, comimos de nuevo por los stands y jugamos a un juego con la AEGEE. Y sobre las cinco de la tarde, nos piramos hacia la estación de nuevo (¡maldita cuesta!).
En el tren, comparto vagón con dos Erasmus, dos japos y una graciosa familia, de la que me hago colega (su tío guay, vamos) del niño pequeño: 1 año y dos meses, se llama Tomasso (pobre niño y pobre infancia) y es majísimo. Carantoñas, globos, risas por todo el vagón. Al final, para que la familia no piense que soy pederasta, me evado con la radio (pillé una sintonía de rock italiano tremenda), y volvemos a Catania.
Gran día en Bronte, con sus preciosas pistas, sus preciosas cuestas, y su precioso pistacho.
Aunque del 2010, esta es la Sagra del Pistacchio de Bronte
 

2 comentarios:

  1. los de la empalmada eramos sergio,aitor y yo,vaya panda de locos joe.

    ResponderEliminar
  2. Nunca te destronaré, álvaro! Sobre todo, en el trono del buen rollo y la gente maja!

    ResponderEliminar